Tradicionalmente, el 17 de mayo ha sido utilizado en muchas partes del mundo para concientizar a la población sobre la importancia del control de la hipertensión arterial. Es así como a través de los años se han promovido toda clase de operativos, dirigidos a mostrar a la población los daños que causa la hipertensión arterial cuando no es controlada.

Se han dedicado a enseñar la importancia de las mediciones de la presión arterial a los ciudadanos, sean ellos hipertensos diagnosticados o personas que no conocen sus cifras de presión arterial.

Esta acción se lleva a cabo mediante operativos dirigidos a la comunidad, en los cuales se mide la presión arterial a los ciudadanos y se imparten enseñanzas de cómo debe ser medida. En muchos casos, en estos operativos se logra detectar  la presencia de hipertensión arterial no previamente conocida.

En la Venezuela de hoy se ha sumado a las tradicionales dificultades de la detección y control de la presión arterial en sí, una amenaza de grandes proporciones para la población; la disminución de la disponibilidad de medicamentos. Si ya el control de la hipertensión arterial presentaba unos niveles muy bajos en este país, con la desaparición de muchos medicamentos antihipertensivos, las consecuencias podrían ser devastadoras.

Es conocido que en Venezuela y en la mayoría de países occidentales, la hipertensión arterial es el factor principal de aparición de eventos cardiovasculares, y estos últimos constituyen la primera causa de muerte e incapacidad. La carencia de medicamentos efectivos en el control de esta condición contribuirá, y seguramente está  contribuyendo ya al incremento de la incidencia de eventos cardiovasculares y sus consecuencias: muerte e incapacidad de importantes estratos de la población.

Este déficit de fármacos escapa a las posibilidades de los médicos de revertirla ya que ella se relaciona con circunstancias económicas y políticas que van mucho más allá de nuestro quehacer. Consideramos por tanto, que nuestra tarea en esta circunstancia debe dirigirse, además de continuar las acciones tradicionales, a otros aspectos en los cuales se pudiera tener algún tipo de impacto:

  1. Denunciar como ciudadanos las consecuencias terribles de esta situación a nivel individual y colectivo, bien sea en conversación personal con pacientes y personas, así como -y muy especialmente- en ocasión de foros, conferencias, entrevistas por los medios de comunicación, es decir, cuando se nos presente la ocasión de participar; incluso debemos solicitar nuestra participación en este tipo de eventos.
  2. Estrechar la relación directa con los pacientes a nuestro cargo, sobre la necesidad de asesoría por parte nuestra, cada vez que no se encuentre un determinado medicamento y el paciente deba por fuerza buscar una alternativa. No debemos dejar la selección de esta alternativa en manos de los pacientes, sino por el contrario, estimularlos a que nos contacten cada vez que sea necesario, para impedir que se realicen modificaciones u omisiones, que podrían resultar contraindicadas y hasta contraproducentes. Se debe estimular a los pacientes a que establezcan contactos cada vez que lo consideren necesario con sus médicos, quienes debemos estar abiertos y ser receptivos a este tipo de consulta, sea ella telefónica o por cualquier otro medio, electrónico, o incluso de manera personal.
  3. Como se sabe, un aspecto fundamental en el manejo de la hipertensión arterial lo constituyen los cambios en el estilo de vida. Ellos se refieren a la práctica de ejercicio en manera regular, eliminación del exceso de peso, disminución de la ingesta de sal en la dieta, consumo elevado de vegetales, disminución de la ingesta de alimentos capaces de causar aumento del colesterol sanguíneo, eliminación del hábito de fumar y reducir de manera significativa el consumo de bebidas alcohólicas. Estas medidas no siempre son tomadas en cuenta por los pacientes y tampoco se insiste habitualmente en su alta capacidad para reducir la presión arterial. En las circunstancias actuales, las medidas de modificación del estilo de vida, si bien la mayoría de las veces no logran  por sí solas el control de la hipertensión arterial, se transforman en un paso importante en el intento de control  y deben ser enfatizadas por los médicos, particularmente en este período de carencia de medicinas antihipertensivas.
  4. Por último, un aspecto  de gran importancia es  procurar influir sobre nuestras organizaciones científicas, académicas y gremiales, respecto a lo imperativo de difundir en nuestra la población la significación y gravedad de las circunstancias que atraviesa nuestro país, no solo en los aspectos relacionados con las enfermedades cardiovasculares sino con todos los relacionados con la salud.

 

                                                                   José Andrés Octavio        

                                        Presidente de la Sociedad Venezolana de Hipertensión

 

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